Comenzamos la tanda de planes de rodaje en el nivel de 5º. Este año todo apunta a que será una de esas películas para recordar muchos años. Al estilo y nivel de anteriores éxitos como El Bosón de Higgs, Código Rojo o La cabaña de viejo Jenkins. Quizá no sea una película palomitera o un Best Seller de la pantalla, pensamos que no dejará indiferente a nadie. Los actores ya están trabajando en la interpretación y asumiendo su papel.
Dicen los expertos en esto de hacer películas, que lo más difícil es interpretarse a uno mismo. Y es que la película de 5º de este año tiene mucho de entender y comprender qué podemos hacer cada uno de nosotros, en medio de una sociedad cada vez más globalizada, para hacer más humana y amable nuestra existencia.
Os dejamos algunas fotos del rodaje. En principio habrá otros dos planes más de rodaje por todo lo alto.
Que llueva, que llueva, la Virgen de la Cueva. Algún labriego abulense debía de estar entonando esta plegaria a la Virgen de Sonsoles cuando llegamos a su casa. No hay de qué extrañarse, ¡estamos ya en otoño! Pero queríamos hacer este año otra Romería más a la Virgen con todas las familias del club. ¿Por qué esperar hasta mayo? Tenemos el Sínodo de las familias y estamos en el mes del Rosario. De esta sencilla conclusión sacamos un lema: sobran los motivos.
Entre la Misa y el Rosario tuvimos una comida amenizada con todo tipo de juegos. Entre ellos destacaron los esquís de fondo de equipo, que requerían una coordinación especial y el ‘aeiou’, del que más de uno salió perjudicado. [alpine-phototile-for-picasa-and-google-plus src=”private_user_album” uid=”101343012408278920037″ ualb=”6210781899441066945″ authkey=”CLji8ND87YCxCQ” imgl=”fancybox” style=”gallery” row=”3″ grwidth=”800″ grheight=”600″ size=”220″ num=”39″ shadow=”1″ max=”100″ nocredit=”1″]
Aunque cantaramos la canción, el sol se hacía de rogar las primeras horas de nuestra convivencia en la Costa del Sol… ¡qué paradoja! El primer día comimos una paella estupenda en casa de los padres de Pablo, en Granada. Nos dio tiempo a darnos una vuelta por el reino Nazarí, rozar Sierra Nevada y admirar de lejos la Alhambra. Pero nuestro destino estaba en la costa. Ya se hacía de noche cuando divisamos Mijas, el lugar que nos acogió por tres días. La primera noche acabamos dormidos (Jaime el primero) frente a una pantalla en la que varios dinosaurios se peleaban. Tan cansado fue el viaje.
Amaneció un nuevo día y no llegábamos a ver el mar con la densa niebla que nos envolvía. ¡Cambio rápido de planes! Estuvimos en Puerto Banús viendo yates, coches de lujo y hasta helicópteros. Tras un chapuzón climatizado (aún hacía rasca) nos pusimos a comer con una tarde gris en perspectiva. Pero acabar el postre y brillar el sol fue todo uno. No tardamos ni un minuto en plantarnos en la furgo. Nos brilló el sol en la playa de Cabopino y vaya si lo aprovechamos. ¡Desde el primer hasta el último rayo! Jugamos al voley playa, nos bañamos en el mar, hicimos la estrella de Mizar en la arena… y la destrozamos a base de petardos gracias a la pericia de Félix.
Nos quedaba una noche épica de Monopoly. Miguel nos llevó a todos a la bancarrota y Javi no se lo podía creer. Ya se acababa nuestro viaje y la mañana del lunes nos respondió con una lluvia acorde a nuestro ánimo. Tras otra parada en Granada para ir a Misa, emprendimos nuestro camino a Madrid sin más incidentes que los ronquidos de Pópez.
Día de récords en Mizar. No se recuerda uno igual. Mientras unos se esforzaban en apretar el paso en cada curva a la manzana para rascar unas décimas, otros pulverizaban el récord de toques. No hubo grandes marcas en la prueba de resistencia, pero en fuerza todos tenían algo que decir. La prueba de inteligencia fue de las más concurridas y muchos mostraron su destreza y velocidad visual. Por último, la prueba de velocidad dividió a los socios entre hormiguitas y trituradoras. Menos de un minuto en devorar una rebanada de pan de molde fue el récord final.
Este sábado, 5 de septiembre, se celebra la 25ª Jornada Mariana de las Familias. Es un aniversario muy especial, ya que nos encontramos próximos al Sínodo de la Familia. Desde Mizar, como cada año, iremos a esta cita con la Virgen en el Santuario de Torreciudad (Huesca).
Saldrá un autobús desde el Colegio Los Olmos el sábado a las 6 de la mañana para las familias que quieran acudir al acto central de la Jornada: la Santa Misa oficiada por el Obispo Prelado del Opus Dei, Monseñor Javier Echevarría. Además, desde Mizar saldremos el viernes por la tarde, por si no puedes ir con tu familia. Puedes venir con nosotros si nos llamas al menos con un día de antelación.
El programa de actos previstos por el santuario es el siguiente:
09.00 Apertura del reciento y de los confesonarios.
12.00 Oración por las familias. Ofrenda de las familias y grupos de niños de Primera Comunión.
12.30 Santa Misa
14.30 Festival infantil
15.00 Ofrecimiento de niños a la Virgen
16.00 Encuentro con Mons. Javier Echevarría, prelado del Opus Dei, en la explanada.
Ensaidumela (el que saluda con fuego), patriarca celtíbero, alcanzó la península ibérica en el año 150 a.C. Cuenta la leyenda que era tal su sed, que se bebió un río en cuanto llegó a la meseta. Se asentó en la sierra de Gredos y repartió sus posesiones y terrenos entre sus seis hijos: Beowulf, Vercitórix, Bereor, Dunedai, Eikebor y Bagarok.
Casi dos mil años después, los descendientes de Ensaidumela se batirán por fin en un duelo final contra los pieles sucias. Es esta una batalla tan difícil que solo el clan más aguerrido de todos ellos se hará con el botín y las tierras de su ancestro. Contarán para ello con la inestimable compañía del bardo.
Traducimos al español los dos párrafos anteriores. Cuarenta chavales de 4º, 5º y 6º de primaria se reunieron en Hoyos del Espino, Ávila, para celebrar el mejor campamento nunca antes imaginado. Cada día fue una aventura para todos: deportes, pozas, ceporrete, juegos… El campo era nuestro y lo fuimos transformando a nuestro antojo en un campo de batalla, una fortaleza, una cárcel de máxima seguridad, un corredor de la muerte… Todo ello gracias a la metamorfosis de los mayores, que hacían de cada juego una aventura.
El albergue nos dio cobijo en las noches y el restaurante nos llenó el estómago de buena comida, pero el resto del día -gorra en la cabeza, garrafa en mano y crema solar bien distribuida-, lo pasamos buscando tesoros, saltando de pino a pino, corriendo tras un frisbee, asaltando el aligator o rezando, ¡que también dio tiempo!
En fin, una simpática aventura que nos costó terminar y de la que todos acabamos agotados. Te dejamos un vídeo con los mejores momentos. ¡Disfrútalo!
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